Hace alrededor de casi 30 años, quienes eran fanáticos del Real Madrid, llenaron de amuletos a Zamorano con la idea de combatir el mal de ojo que se había apoderado de él, causándole desaciertos. Si, el mal de ojo, también ataca al deporte.
Para el año 1994, Iván Zamorano se encontraba dando un paseo en las calles de Madrid, cuando una seguidora del equipo se le acercó y mirándolo a los ojos le dijo: «‘Te han echado mal de ojo, y ello puedo verlo en tu mirada. Tal aficionada, le hizo saber que era especialista en el tema, tras lo cual se ofreció para ayudarle a desprenderse de tal maleficio. Pero Zamorano no creía en estas cosas, por lo que ha preferido justificar la sequía goleadora de entonces, a una mala racha.
Se conoce que para el momento, Zamorano no había marcado gol desde el 5 de diciembre del año anterior, cuando anotó en el Bernabéu dos goles para darle la victoria a su equipo ante el Athletic. En la temporada anterior sus cifras contaban como bastante distintas a las que para ese año mostraba, es decir, 17 goles en la jornada vigesimosexta de los 26 totales en la Liga.
Las justificaciones para la fecha no se hacen esperar, uno dicen que el origen de los problemas se encuentra en que este no es tan efectivo goleando como otros, utilizando como referencia a su antecesor: Hugo Sánchez quien cuenta con 35 años, quien le lleva 14 tantos. Mientras que otros madridistas tratan de buscar motivos extradeportivos.
Tras culminar el juego, Zamorano abandonó el Bernabéu, y una multitud de espectadores acudieron a él con regalos, entre ellos una pata de conejo y varios pequeños elefantes, como amuletos para la buena suerte. El delantero decide aceptarlos con agrado y todos fueron a dar a su taquilla del vestuario. El efecto curativo no se noto de primer momento, por lo cual Zamorano, trató de interpretar a dicha afluencia de regalos como un gesto de solidaridad surgida de los aficionados, que sólo se encontraban preocupados ante sus problemas con las goleadas.
Pero además, su entrenador piensa que ello puede mejorar sólo con trabajo. En diversas ocasiones, el técnico se encarga de someter a los jugadores a sesiones especiales de tiro, donde Zamorano mantuvo su nula efectividad, a diferencia de Dubosvky y Morales, quienes se muestran mucho más acertados. Aunque más tarde y al momento en el que era requerido de verdad, el eslovaco bajaba su rendimiento, mostrando que el mejor porcentaje de participación y efectividad recaía sobre Morales.
Y es que además, y en medio de todo, el desparpajo del delantero podía verse a leguas. Ello lo hizo evidente mientras calentaba antes de un juego, donde Jorge Valdano le saludó en tono de broma y le preguntó: «¿Y tú dónde vas?», Morales cargado de indudable moral le respondió: «A meterle un gol al Tenerife», y es que nada le falta a este chico, no mal de ojo.